Lo construyeron para la Copa América en 2007 y costó 35 millones de euros. Tras la competición y algunos intentos, es evidente que este espacio (con la zona del puerto en general, como hemos comentado otras veces) nunca ha llegado a utilizarse al 100%.
Ahora, con el nuevo espacio que ha creado Juan Roig en la zona (para estudiantes y empresas de nueva creación), el
Marina Beach Club y otros movimientos, se intenta dar vida todo el año a esta zona. Y el Veles e Vents no podía quedarse vacío.
Por eso han adjudicado durante 7 años (y puede que tres más) que Heineken y
el grupo La Sucursal que hagan la explotación del edificio con diferentes espacios para tener actividades durante todo el año. Y, para ello, van a invertir más de 1.5 millones de euros en acondicionarlo.
Espacios culturales con exposiciones, presentaciones, charlas…, espacios gastronómicos con un restaurante en la planta baja, otro local en la segunda planta para uso continuado y un tercer local en la planta alta para cocina de autor. Por último, la tercera pata de este nuevo local, es la escuela de hostelería Gambrinus.
Todo ello acompañado de un club de jazz, de un uso más aprovechado de las terrazas, de celebraciones, actos privados...además de una más que segura ‘convivencia’ con locales de la zona en verano para animar la actividad nocturna.
Puede que después de unos años sin uso y una deuda muy grande por todo el dinero invertido en la zona, cuando se inaugure este espacio, el 2016 sea el año del despegue real y el éxito de público.
En DolceCity Valencia:
Veles e Vents