
El restaurante está en pleno centro de Valencia, y como te puedes imaginar juega todas sus bazas en su fántastica bodega, donde puedes encontrar vinos de todo tipo. Desde vinos valencianos a vinos del mundo como sudafricanos o chileno pasando por Riojas y por supuesto franceses.
Su principal encanto es la de disfrutar de un buen vino en un ambiente muy agradable, acompañado de entrantes selectos (aceitunas seleccionadas, jamón ibérico de bellota o deditos de parmesano, se me hace la boca agua de lo bien que casa con una copa de tinto) y de una carta que si bien no es muy extensa ofrece platos interesantes.
Son cuatro platos de carne (maigret de pato con tomate confitado y mousse de jamón, carrilada de ibérico con piña caramelizada o solomillo ibérico con salsa de mostaza, y tres de pescado (merluza con salsa verde con almejas, bacalao confitado y lomos de rape con salsa marinera).
Otro encanto de la carta, son los postres, que aunque un pelín caros, están para chuparse los dedos. Milhojas de fruta fresca con crema inglesa, mousse de chocolate con aceite de oliva (suena raro pero pruébalo) y carpaccio de pan crujiente o brownie al Pedro Ximénez.
Tienen menús para grupos desde 40 a 50 euros con todo incluído.
En DolceCity Valencia: Burdeos in love