
La exposición consta de una docena de obras que han conseguido sorprenderme de forma muy agradable. Un estilo muy particular que me trae a la memoria los colores de Gauguin, los paisajes de Van Gogh o algunas fórmulas del Pop Art más surrealista. Curiosa fórmula, ¿verdad? Podemos ver campos y parajes que parecen salidos de la fantasía de un niño o floreros que me recuerdan al cine de animación de los 60 más vanguardista.
No es fácil hoy en día sorprender a un escéptico visitante, ya que TODO está inventado (no me canso de decirlo), tanto el cine (cada vez más agonizante) en particular como el arte en general nos tiene acostumbrados a una serie de pastiches posmodernos que no son más que una repetición de aquello que sabíamos que funcionaba. Pues bien, esta muestra de óleos sobre tela, lo consigue. De alguna forma, el artista utiliza bien las cartas que tiene para que en un contexto cultural tan negativo aporte su granito de arena con sello personal.
Para todos aquellos espantapájaros, leones, hombres de hojalata o Dorothies que quieren volver a casa por el camino de baldosas amarillas.
MARTÍN DE BURGO
Galería de arte Estil
hasta el 14 de noviembre 2007