Mi primera incursión estuvo frustrada porque efectivamente y como me habían advertido, estaba hasta los topes. Nada, otra vez será.
La siguiente vez preparé un poco mejor la estrategia, una amiga guardándome un sitio y el llegar pronto hicieron que por fin pudiera conocer este bar que tanta fama y tan de moda se había puesto.

Bien, una vez sentada miro su carta de tapitas y ante tanto nombre con tan buena pinta (si es que los nombres pueden tener buena pinta, estos la tenían desde luego), a una se le hace difícil elegir. Me pido unos saquitos de queso, langostinos y puerro con salmorejo, los pruebo y sí, tengo que dar la razón a los fans de este lugar. Las tapas son una absoluta exquisitez, originales, deliciosas y bien presentadas.
Miro a mi alrededor y veo que aparte de la barra en el bar hay unas cinco o seis mesas a las que va llegando gente con reserva. Pregunto y me dicen que para pillar una mesa hay que reservar con varias semanas de antelación. Me quedo con cara de alucinada, pero ni que fuera esto el Bullí!!

Y no, no es el Bullí, pero en su categoría es un bar excepcional. Un proyecto creado por Juan Antonio Gómez y Jeanine Merrill, sevillano y californiana con ganas de crear un espacio diferente en el que las tapas, los vinos y los postres no tienen nada que envidiar a los mejores restaurantes de cocina de autor.
Además de su completa carta, mira en la pizarra los platos del día y si no quieres perderte la oportunidad de conocer uno de los bares más de moda en los últimos meses, llega tempranito!
En DolceCity Sevilla: La Azotea