
Tengo que confesar que nunca le he visto la gracia a ese rollo de los spa, y que incluso soy un poco escrupulosa. Sin embargo, este lugar no puede catalogarse simplemente como spa, ya que es mucho más que eso. Se trata de una experiencia que inunda todos los sentidos y que traslada el cuerpo y el pensamiento a un auténtico remanso de paz en medio de la ciudad.
Nada más entrar, llaman la atención el silencio y la agradable luz baja provocada por los rayos que se filtran entre las celosías. A este cálido ambiente, ayuda la espectacular belleza del lugar, con sus artesonados de madera y su decoración inspirada en el mundo árabe.
Una vez dentro, se puede disfrutar de diferentes opciones: baños, tetería, tratamientos corporales y su increíble terraza con vistas a la Giralda.
El baño árabe consiste en un recorrido por tres piscinas con diferentes temperaturas, de más caliente a más fría, excepcionalmente también se puede disfrutar de baños de sal o baños con esencias. Cada estancia está cuidadosamente decorada con una enormes y bonitas lámparas de cristal y todos los tonos de color invitan a la relajación.

Si se quiere pasar de baños y tratamientos, merece la pena simplemente disfrutar de un té y unos deliciosos pastelitos árabes en su tetería. Y si es de noche, su terraza ofrece una vista privilegiada de la catedral y la Giralda y permanece abierta hasta las 2 de la madrugada.

Para disfrutar de los baños conviene reservar con antelación, ya que suele haber lista de espera, pero sin duda, es un rincón de Sevilla que vale la pena.
Toda una experiencia de relajación y tradición cultural en el centro de Sevilla.
En DolceCity Sevilla: Aire de Sevilla