Paletillas, guisos, solomillazos... no todo en la cochiquera del señor es jamón ibérico y sobrasada, así que desde este local rompedor en concepto y decoración te invitan a descubrir todo un mundo nuevo. Un mundo muy guarro, eso sí.
El local se divide en dos áreas: la porcinería, con mesas altas y barra abierta para que veas a los porcineros cortar y preparar el género como en las charcuterías de toda la vida, y el bistró, donde podrás relajarte en un ambiente íntimo y acogedor. Se trata de que, tengas el plan que tengas, encuentres un sitio.
La carta es un homenaje al chancho, del morro al rabo aprovechan todo, todo y todo. Pero de verdad, sin medias tintas. Y es que, dicen nuestros abuelos que del cerdo se comer hasta los andares, y tanto que es cierto: desde los principales hasta los postres, sí también los postres, pasando por cócteles (en serio), aquí todo es rosa y, lo que es más importante, todo sabe a gloria en forma del animal más apetecible del mundo, quizá.
Si eres amante de la carne rosada, estás de suerte: aquí vas a encontrar carrillera con crema de patata, salsa de cacao y pistachos o hamburguesa de costillas de cerdo desmigadas, por poner simplemente dos deliciosos ejemplos.
Y como lo del festival porcino asusta un poco, en su carta también hay una sección de ‘pausa porcina’ y muchos platos que combinan una presencia suave del puerco con verduras e ingredientes ligeros como unas alcachofas fritas con velo de panceta y foie o huevo poché con espuma de patata, guisantes y papada ibérica. Aunque aquí se viene a lo que se viene.
En DolceCity Madrid: La Porcinería