Normalmente, a un hipódromo se viene a ver las carreras de caballos y, normalmente, a apostar. Aquí también se viene a eso, claro está, con sus apuestas simples, dobles, gemelas, por posición... lo que quieras. Cada domingo (depende de la temporada cambia el día y la hora) hay unas 4 a 6 carreras con diferentes distancias y premios. Lo suyo es ir pronto para poder verlas todas, y disfrutar de un bonito deporte.
Pero centrémonos en lo que tiene de lugar de ocio familiar este hipódromo, pues quien lleve años sin visitarlo no va a reconocerlo. Ha mejorado muchísimo desde el punto de vista del ocio familiar, aprovechando unas instalaciones magníficas.
Para empezar, la oferta gastronómica es muy buena, con caterings diferentes, un restaurante de nivel cubierto y sobre todo varios foodtrucks con comida de todo tipo, de todas las clases, en un espacio enorme con cesped y sillas y mesas para que coma toda la familia lo que le apetezca tomando el sol o a la sombra.
Y también espectáculo musical, con un grupo amenizando la mañana y la tarde. Una vez que terminan las carreras, se encargan de tocar versiones de las canciones más famosas, y posteriormente, en el postre de los peques, cantan canciones de las que a ellos les gustan, clásicos de toda la vida como si de Los payasos de la tele se tratara.
Gran parking, espacio enorme y sin peligros, buena comida. Además de las carreras, claro. Ya tienes plan para el domingo.
En DolceCity Madrid: Hipódromo de la Zarzuela