El grupo Rantanplan ataca de nuevo. Tras crear dos restaurantes de máxima calidad en la capital como Teckel y Pointer, entre otros, ahora se atreve nada más y nada menos que con la fusión latino-japonesa. Otro rollo.
Lo primero que sorprende es visualmente. Nada más entrar por la puerta sabremos que estamos en un lugar con un estilo propio, con personalidad, diferente. En concreto entraremos en un espacio inspirado en la ciudad de Kyoto en la actualidad (porque Kyoto quedó devastada tras la bomba de Hiroshima y Nagasaki del final de la II Guerra Mundial) y decorado por el estudio María Villalón Design. Cada detalle cuenta.
A la hora de comer, saldremos satisfechos sin ningún género de dudas. Su carta es de aquí y de allí, de todos los lugares. Se trata de lo último de lo último en la tendencia Asian Latin Food, que fusiona una cocina tradicional como la japonesa con sabores procedentes de la gastronomía peruana, mexicana, venezolana y brasileña. Es decir, mezcla lo mejor de ambos lados del océano Pacífico. Nos queda lejos, pero todo nos suena.
No nos va a salir barato, que nadie se engañe, no estamos en un restaurante de los de venir cada poco. Es un lugar para alguna vez esporádica, de los que proponen una experiencia para los sentidos. Y eso se paga queramos o no.
En DolceCity Madrid: Chow chow Madrid