
Y para salvarnos porque se portaron estupendamente, como era ya tarde serían sobre las once y encima entre semana, la cocina estaba cerrada y mucho de lo que quedaba era ya de exposición. Pues se ofrecieron a hacernos algo de comer (creo que nuestras caras lo decían todo) y nos pedimos unas empanadas y unos sándwiches.

Supongo que estará mejor ir un día cuando tengan la cocina abierta y más temprano porque tenia muy buena pinta los menús y la carta. El sitio además es muy moderno y me encantó como lo tienen decorado, el techo es chulísimo y estuvimos un rato mirándolo embobados.
Cenamos muy bien y eso que la cocina estaba cerrada, el día que la pillemos abierta va a ser genial. Pero sin duda este sitio merece la pena por la atención al cliente, en pocos sitios nos hubiesen ofrecido sitio tan tarde, para casa y agua y ajo como suelen decir.
En DolceCity Madrid: Café América