
No me preguntéis qué es un “bar de mozzarella”, no tengo ni papa (¿todos los platos o la mayor parte constan de mozzarella?), ni tampoco estamos aquí para que yo te investigue en Google lo que significa. Estamos aquí para que yo te diga qué me pareció el sitio, si me gustó, si el ambientillo molaba, si lo recomendaría. Y las respuestas, respectivamente, son: un sitio elegante, pequeño y acogedor; el ambiente me gustó mucho ya que había desde nuestros queridos amigos los modernos hasta familias con sus hijos; y sí, lo recomiendo plenamente, se come muy bien por un precio ajustadito (entrantes entre 9 y 11 euros, platos de la carta entre 9 y 14 el más caro, postres a 5).

La carta es pequeñita: cuatro o cinco opciones de entrante, varias ensaladas, varias pastas y un montón de pizzas a elegir. Os recomiendo la de queso de cabra, miel y carpaccio de buey, es una auténtica LOCURA. Yo soy muy aficionado a cualquier pizza con este tipo de queso y es, sin duda, la más rica que he probado. La masa es finita pero no finúscula y absurda como otras y los ingredientes SABEN.

La pizza es bien generosa (mi novia y yo nos arrepentimos de haber pedido el ceviche de lubina de entrante) y diría que hasta la podéis pedir para compartir si vais con un hambre moderada. Yo, como soy un animal, toa pá mí. Rematamos con un tiramisú, este sí para compartir, muy rico; y unos chupitos de licor de arroz a los que nos invitó la casa. ¡Un servicio excelente!

PD 1. Más que “mozzarella bar” yo diría que es una pizzería, de las de toda la vida, y muy buena.
PD 2. Acabo de descubrir aquí que el dueño del negocio es el novio de Lara Dibildos. Perdón, el “chico” de Lara Dibildos, que hoy en día lo de llamar “novio” o “novia” a la pareja de alguien está muy mal visto.
En DolceCity Madrid: Oven Mozzarella Bar