
Confieso que pocas veces he visto ponerse en marcha tan rápido un sitio: desde que vi que se hacían las primeras obras hasta que abría sus puertas habrán transcurrido, ¿qué? ¿mes y medio? ¿dos meses? Así que me picaba muchísimo la curiosidad por ver qué saldría de todo esto. Y el resultado es espectacular, un restaurante con una decoración preciosa y elegante (con esas vitrinas repletas de recuerdos) y, sobre todo, DISTINTA a muchos otros sitios de Malasaña (qué importante es diferenciarse en estos tiempos de modernidad uniforme…).

Aquí puedes comer platos deliciosos que combinan ingredientes de siempre con un giro moderno. Por ejemplo: lomo de merluza asada con tempura de verduras y ali-oli de manzana; unos macarrones con almejas, calabacín, tomatitos y queso parmesano al cava, que además te los sirven en una ollita muy imponente; caracolas de pollo con chips de Yuca; o unos Chipirones con verdinas (la alubia verdina es una variedad de la alubia asturiana tradicional muy suave al paladar y que va estupendamente con pescados o mariscos).

También puedes tomarte un cóctel o hacer como yo y venir a por un café con un dulce, que sigue siendo una de las cosas que más me gustan. Aquí lo tienes fácil: tarta de galleta (María Fontaneda, por supuesto) y chocolate; o tiramisú con base de galleta y natillas de mascarpone. Una absoluta locura que convierten al Bar Galleta en uno de los locales recientes más destacables de Madrid.
Fotos: Bar Galleta
En DolceCity Madrid: Bar Galleta