Viernes, 7 Marzo 2014

Italiana_madrid: Un café, un libro y mucho estilo italiano en Madrid

por Juan Rodríguez
Italiana_madrid lleva ya tres añitos en Madrid conquistando al personal. Sus cafés y sus tartas merecen mucho la pena, pero también sus presentaciones, su librería en italiano, su elegancia...
Italiana_madrid, así, con guión bajo (yo sigo poniéndole tilde a “guión”, que venga la RAE y me detenga) es uno de esos felices descubrimientos de Madrid. Cuando crees que ya lo tienes todo visto en la ciudad, decides darte una vuelta y ¡ZÁS!, te encuentras con un nuevo sitio que te deja boquiabierto. Es el caso de esta cafetería para saborear un café italiano con cuerpo (con cuerpo casi de un atractivo señor italiano), y también para alimentar la mente con esa extensa librería en el lenguaje de Marco, no Aldani, sino ese niño que buscaba a su mamá de forma desesperada.


Sin duda, es un sitio que invita a la charla mientras tomas alguna cosita. Y no os mentiré si os digo que fui más a lo segundo que a lo primero (hay momentos que uno ya lo tiene todo hablando y solo quiere llenar el buche). Yo venía con ganas de un buen café acompañado de tarta sorpresa. Y mis deseos fueron órdenes.


El camarero me dijo que tomara asiento. Había mesas bajitas, íntimas, de luz tenue bajo unos cuadros de una familia en blanco y negro que te hacía sentir como en casa, aunque muy grandes para mi gusto, a veces observaba de reojo y parecía que me miraban fijamente. Prefería sentarme en una mesa compartida, de esas que sigues al dedillo la conversación de los de al lado, ese maravilloso entretenimiento cuando vas solo a un sitio (¡además es gratis!). Esta vez me tocó una pareja consistente en un guionista de Barcelona y una sastra de Madrid. Qué variopinto todo.

Pero yo a lo mío, seleccioné de la carta un café con leche espumoso y un pedacito de tarta de zanahoria que se deshacía en el paladar. La tarta resultó ser moderadamente dulce, no empalagosa; estaba suave y esponjosa como Bob Squarepants.


Por cierto, me llamó mucho la atención un cajón como aquellos que llevaban en galeras a remar, lleno de tapones de corcho de las botellas que los camareros iban abriendo. No sé si esto era decoración premeditada o improvisada, pero molaba. Un pajarito me ha contado que aquí hacen presentaciones de libros y reuniones clandestinas… quizá me anime a venir a alguna y me haga llamar “Marco”…

Fotos: Italiana_madrid


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