
Tuve que armarme de valor, porque había leído por ahí que este lugar era un camposanto en el que estuvo enterrado nada menos que uno de los maestros de nuestra literatura, Lope de Vega. ¡Qué barbaridad pisar tanta cultura así de golpe y, precisamente, en el barrio de las Letras! Por cosas como esta, Madrid nunca deja de sorprenderme y enamorarme.

Entré en este jardín misterioso, este vivero que una vez fue cementerio, pasando bajo el lema que enmarcaba la reja de la puerta: “No dejes de soñar”. Muy bien, empezaba a estar en mi salsa. A la derecha hay un columpio colgado de un árbol, con una frase que reforzó mi decisión de entrar: “Hay gente extraordinaria que pone color en nuestra vida”, mi fascinación ya era absoluta. ¿Qué lugar tan fascinante era este jardín de nosequé ángel?

Plantas, macetitas con cactus (ideales para mí, que todas las plantas se me mueren), flores de todos los colores y olores, ramas de algodón decorativas, un sinfín de variedades. Y, de repente, de entre toda la flora, la fauna: un león tallado en piedra a modo de fuente que salía de la pared… ¿o tal vez era un demonio? Nunca he sido bueno con los parecidos razonables.

Los dueños me dejaron sentarme allí a descansar y disfrutar del encanto del lugar en una de las sillas forjadas que tienen ideales para jardines o terrazas. Tú también puedes hacerlo de 10 de la mañana a 9 de la noche. Aunque por la noche puede erizarte todos los pelillos, tú mismo.

Si tu idea no es comprar plantas, te puedes distraer eligiendo un broche para tu solapa, un pañuelo para ir elegante o unos cuantos adornos para tu casa. A mí me gustaron especialmente unos cactus tejidos a mano que simulaban ser reales (esa naturaleza muerta tan llamativa como este sitio). Me llevé uno. Si este también se me muere, va a ser que lo mío no tiene remedio.

Os informo de que, a la hora de redactar estas líneas, mi cactus sigue vivo; será porque lo compré en un jardín misterioso…
Fotos en blanco y negro: El jardín del ángel
En DolceCity Madrid: El jardín del ángel