
Si sois de esos a los que os da un poquito de vergüenza que los intérpretes interactúen con el público (como a un servidor) lo mejor será que os sentéis en las filas del fondo, porque la participación del público es una de las características fundamentales –y uno de los grandes reclamos- del espectáculo.

El argumento del Circo de los horrores es algo así como una mezcla de “Nosferatu”, “La parada de los monstruos” y “La isla del Doctor Moreau”: un pasajero que se baja del tren en una parada equivocada… en un antiguo cementerio, nada menos. Y en esto que empiezan a perseguirle unas bestias para que se una a su macabro y terrorífico circo del terror como uno de ellos.

El protagonista de la ¿obra? es Jesús Silva, “Suso”, que fue galardonado con el Premio Nacional de Circo. Además de la buena labor del reparto, uno de los aspectos más destacables del espectáculo es su cuidada ambientación (algo que he echado a faltar en alguna obra a la que he acudido este año). Y es que pagar la entrada para el Circo de los horrores te permite entrar en una película de miedo: cementerio abandonado, gárgolas, musgo cubriendo las lápidas, la lluvia incesante sonando de fondo, la niebla… eso sí, en la obra también hay algún chispazo de humor (para que te relajes y que así te pillen luego con la guardia baja, más que nada).
En DolceCity Madrid: Circo de los Horrores