
¿Qué nos ofrece La Sole? Pues unos desayunos hermosísimos, que es de lo que se trata. Veamos antes con qué nos encontramos al entrar al local: una decoración muy cuidada con unas paredes forraditas de naturaleza, embriagadoras, que amplían un espacio que en realidad no es demasiado grande. Este estilo recargado y colorido de las paredes me recordó un poco al de Living in London, otra apuesta estupenda para desayunos-homenaje. Por cierto, geniales los detalles de las puertas de los aseos (con cucharas y cazos haciendo las veces de pomos) y esos flexos grandes como lámparas.

La disposición de las mesas me gustó bastante, con una gran mesa central para grupos grandes; mesas para parejas alrededor; y una con un buen butacón pegada a la venta (donde nos sentamos mi amigo y yo… él en una silla, yo me pedí el butacón). Además, unas sillas altas en la pequeña barra, muy chulas. Todo esto ayuda a diversificar y hacer más grande el espacio del salón.

Respecto a la comida: un croissant riquísimo y un café con leche bien ajustadito. Por razones que no vienen al caso, esa mañana estaba muy nervioso y no me entraba nada más… en condiciones normales habría pedido un extra. Tienen de sobra para elegir: tartas, tostadas, yogur con muesli, barrita con tomate, etc. ¡Volveré a por más! El servicio de 10, por cierto.
* Según la RAE se puede decir capuchino y no solo para los monjes
En DolceCity Madrid: La Sole