
Tuve la fortuna de probar dos sabores distintos, en sendas tarrinas: el de dulce de leche (sencillamente de otro planeta); y el de Málaga Virgen. Yo soy un tipo bastante clásico en lo que a sabores de helado se refiere, tengo mis tres sabores de cabecera y no suelo variar: chocolate, turrón, pistacho y no me saques de ahí. Pero como mi novia es más aficionada a probar sabores elaborados a base de un licor famoso, ahí que metí mi cuchara. ¡Qué maravilla de sabor, por Dios! Además, de regalo una galletita en la propia tarrina. Os recomiendo este sabor, que además de estar tremendo viene acompañado por algunas ciruelas pasas (que me recordaron levemente al delicioso yogur griego que me tomé en otra ocasión).

Algunos de los sabores que tienen en esos helados cremosos y artesanales: yogur, coco, nevado, turrón, yogur amarena, caramelo, cereza, chocolate blanco, frambuesa y un largo etcétera. Lo repito: un sabor espectacular, de ahí la excelente fama que tiene el local entre la gente a la que se lo he recomendado… que ya lo conocían de repetir varios veranos en su terraza, lógicamente.

Además, tienen leche merengada, batidos, fartons (dulce típico valenciano muy rico, algo así como una ensaimada en forma de trompetilla –que no me maten los valencianos-) y, por encima de todo, horchata. El local se llama Alboraya en honor a la cuna de la horchata en Valencia, así que tengo pendiente volver otro día a probarla.
En DolceCity Madrid: Alboraya