
El sitio tiene lo que espera de uno que habla de churros y chocolate en su letrero: churros y porras riquísimos con un chocolate a la taza que no se lo salta ni Gervasio Deferr (desde que leí esta coletilla en Facebook no puedo dejar de repetirla). El negocio viene de una familia de churreros con gran tradición, tipo “churrero haciendo churros y porras en hornilla por la calles de Madrid, calentando el aceite con madera y carbón”. Autenticidad, de eso estamos hablando. La máquina de churros que tienen a la entrada de Los Artesanos (vamos a abreviar) quizá no impresione tanto como la historia de Don Gabi, pero el producto sabe estupendo.

Además de los reyes de la casa, tienen distintos tipos de chocolates, bollería, tostadas, crepes, gofres y varios tipos de desayunos. En salados cuentan con sándwiches, montaditos, hamburguesas, raciones, carnes y ensaladas. Vamos, que también puedes comer. Ah, y una cosa que me encanta: tienen vasos de leche. No sabéis la de veces que me han mirado como un marciano cuando he pedido en algún sitio un sencillo vaso de leche fría: que si solo del tiempo, que si sola no puede ser y, la mayoría de las veces, que no tienen. Bien por el vaso de leche.

El sitio está bien y es tranquilito, pero quizá le vendría bien un hilillo musical de fondo. Me gustaría probar qué tal se está en la planta de arriba. Ah, y si quieren abreviar el nombre, les regalo uno: Artichurros, y debajo: “Los churros con arte”. De nada.
En DolceCity Madrid: Los Artesanos 1902