
Lo que más llama la atención de la tienda es esa pared blanca de ladrillo y esas lámparas de luz tenue (y, perdonad que me repita, un puntito seductora) que crean un ambiente más que propicio para que las clientas puedan mirar, probarse y comprarse un corsé de entre todos los que tienen, que son unos cuantos. Empezando por los vintage (no podían faltar, además que es lo suyo con los corsés, que son un poco de antaño, ¿no?) y siguiendo por los de fiesta, de novia, de “sistema gótico” (que diría la madre de aquel “tróspido” de Cuatro), de rollo steampunk, etc. También tienen diseños exclusivos y te los pueden hacer a medida y personalizados.

Además, tienen una línea de “corsés low cost” muy interesante, diseños chulísimos a precios asequibles para todos los bolsillos. Pero no solo de corsés vive Tocado y Hundido, aquí también encontrarás tocados, broches, diademas, pamelas, bandos, pajaritas, cuellos de la firma Bienbonita super-originales y un montón de complementos más; bien a la vista en sus armaritos y expositores.

Fue Jean-Paul Gaultier el que reinventó el corsé, entre otras prendas tradicionalmente usadas como lencería, para sacarlo al exterior y convertirlo en una prenda femenina que podía ponerse más allá de la alcoba. ¡Gracias Jean-Paul!
En DolceCity Madrid: Tocado y Hundido