
La comida, como digo, espectacular. Pulpo, lacón, croquetas (¡qué croquetas!), empanadas riquísimas y muchas cosas más. La verdad es que yo en cuestión de comida gallega no soy un gran experto, solo puedo decir que fui acompañado de algunos amigos y la visita a O´Barquiño se saldó con un gran éxito de crítica y de público entre todos los comensales y en todas y cada una de las cosas que probamos (que tampoco es moco de pavo clavar todos los platos cuando vas a un sitio nuevo… pues aquí los clavaron todos, deduzco que la regularidad en su cocina es su mayor virtud).

Tienen fama sus pimientos de Padrón pero no puedo opinar ya que no los caté. Ya, ya, ir a un mesón gallego a comer y no probar los pimientos de Padrón… había un “anti-pimientos” entre mis amigos, qué le vamos a hacer.

La decoración del local es muy… cómo decirlo… “marinera”. Que si un cuadro enmarcado con distintos tipos de nudos, barquitos a escala, paredes azules con barcas pintadas sobre ellas, estrellas de mar y varias cosas de este tipo.

El trato del personal es amabilísimo (al menos lo fue en nuestro caso en concreto) y salí de allí con unas ganas inmensas de repetir y seguir descubriendo la gastronomía gallega.
En DolceCity Madrid: O´Barquiño