
Llevaba ya mucho tiempo queriendo CONSEGUIR UNA MESA, ese reto, en Mamá Framboise, y cuando por fin lo logré me parecía mentira. Claro que para conseguirla, al menos las mañanas de diario, debes ir con un amigo o amiga para tomar posiciones cuando veas que los clientes de una mesa están haciendo el petate para irse. Vamos, pillar sitio aquí es como aparcar en Madrid. Y es que el sitio debe concentrar a la mayor parte de trabajadores de la zona, que debe ser medio Madrid o bien que todos hacen la pausa del desayuno a la misma hora o, simplemente, que el sitio es una joya y la gente –de la zona o no- quiere estar aquí.

El sitio es considerablemente bonito. Es rollito “parisino-mesas comunales-muebles super antiguos”. Aunque el trasiego de gente y la tardanza de los camareros (las cosas como son, al menos en mi caso tardaron mucho y se olvidaron de traernos los bollos junto con los cafés…) te genera cierto estrés que no creo que fuera la intención de sus responsables cuando diseñaron un sitio tan de diseño, tan cuco, tan “armonioso”.

Pero vayamos al turrón: la comida. Mi amigo y yo optamos por un par de bollitos (un pan de azúcar y un pan au chocolat) y el café que ya mencioné. Riquísimo todo, os recomiendo el pan de azúcar, muy bueno y no es caro; y esa extraordinaria taza de capuccino. Quiero volver a por alguna de sus tartas, me quedé con las ganas.
En DolceCity Madrid: Mamá Framboise