
No me entendáis mal, la parroquia de Bar Paco, con sus señores entrañables, tiene un encanto indudable; pero ver un partido de fútbol en mitad de gente de todo el mundo tiene un puntito más de… color. Luego nos pedimos una Guinness que la tiraron con el temple debido (hacen esa pausita de rigor antes de volver a la carga y llenar el vaso de pinta hasta arriba); y, para rematar, le pedimos una carta de comida al camarero que nos contestó en su perfecto acento “irish”. Si ya hasta tienen a locales trabajando, ¡O´Neills es un viaje a Irlanda en toda regla!

Comidas tienen poca cosa, las de pub irlandés de siempre (hamburguesas, salchichas, patatas, etc.), pero uno viene aquí buscando alta cocina, ¿verdad? Viene buscando, por ejemplo, esas estupendas dos plantas con una decoración calcada a la de cualquier garito de Temple Bar, que si sus mesitas de madera, las vitrinas con objetos viejos (¿o envejecidos?), la mesa de billar, la sidra Murphy´s… un teletransporte a Dublín en toda regla. Se me va a caer la lagrimilla.

Ojo a sus “noches de intercambio” y “noches de chupitos”. En unas se habla en inglés y en español y; en otras, se consumen chupitos a un euro. A veces, hasta se mezclan.
En DolceCity Madrid: O´Neills