
Rey de Tallarines no inventa nada. Pero si la cosa funciona, para qué arreglarla. Nuestro king particular, formado por un compacto equipo de cocineros que amasan, cortan, estiran y lanzan al aire los tallarines de nuestra vida, tira del ABC de la comida china para agradar al personal: tallarines con ternera, tallarines con gambas, rollitos de primavera, arroz tres delicias, pato, empanadillas chinas de estas rellenas que mojas en soja y te dan la vida misma… Rey de Tallarines es un “vamos a ponernos gochos” sin ningún tipo de disimulo. Raciones bien majas de comida, platos que son un éxito tras otro y unos tallarines preciados, mitológicos, enhebrados por un chamán chino que bajó de los mismísimos cielos para amasar en este local a tiro de piedra de Plaza España.

(Esto del chamán a lo mejor lo he soñado, no sé, yo hablo basándome en el sabor, en las sensaciones, de lo que como cada vez que voy al local, no puedo asegurar que el relato sea 100% fidedigno).
Los tallarines se hacen cada día a la una de la tarde y a las nueve de la noche. Es probable que cuando te acerques al local veas el espectáculo en vivo y en directo, consistente en amasar y dividir, amasar y dividir, grandes porciones de masa de trigo. O puede que no, lo que hay sobre la mesa suele reclamar toda tu atención.

Por lo demás, manteles de papel, trato correcto sin más y unos precios de lo más estimables para salir 1) Sin sufrir una clavada y 2) Rodando. ¡Eres grande, Rey! ¡Eres grande!
En DolceCity Madrid: Rey de Tallarines