
Las heladerías Palazzo llevan media vida (en mi caso, toda la vida) refrescando y endulzando el paladar de los madrileños. Con uno de sus locales en plena Puerta del Sol y otro en Gran Vía, es una de las heladerías más populares de Madrid, tanto para los nacidos aquí como para los turistas. No apuesta por moderneces “cool” o fusiones con yogures, sino por lo de toda la vida: helados deliciosos, de sabores auténticos, servidos en bolas que van en tarrina o en cucurucho, a elección del consumidor.

Los helados de Palazzo, sin conservantes ni colorantes, se elaboran en su propia fábrica. Entre sus sabores se encuentran los de avellana, pistacho, limón, frambuesa, arroz con leche o mi favorito, ¡el de turrón! Otro de sus productos que goza de muy buena fama (y doy fe que ganada a pulso, ¡qué rico está!) es el granizado. La horchata no la he probado pero dicen que también saca buena nota. Pedir una tarrina con dos bolas con su cucharita de plástico e ir tomándolo mientras paseas por el centro es una de las tradiciones más repetidas en verano.

Sin embargo, su precio (3-4 euros) o la pura y simple comodidad (hay menos tiendas donde pedirlos) ha hecho que muchos madrileños opten por otros helados en sus paseos por Preciados y Gran Vía: los famosos conos de McDonald´s. Son rápidos, son ricos, son baratos. Personalmente, me gustaría que tuvieran de más sabores que de vainilla, no me gusta nada esa franja de chocolate que le han puesto ahora a los barquillos; y no son muy artesanales que digamos, pero está claro que es muy difícil resistirse a ellos una tarde de verano.
¿Y tú, por cuál de los dos te decantas?
En DolceCity Madrid: Palazzo