Isabela no es un “mercado” como lo pueden ser el de San Antón o el de San Miguel, sino más bien un gran espacio donde ir probando, tapa va, tapa viene, comidas y sabores de distintas partes del mundo. ¿Comer? Mucho. ¿Comprar para llevar a casa? Menos. Como experiencia tiene muchos pros y algún que otro contra; como lugar es un éxito indiscutible, aunque quizá la zona en la que está situado le ponga difícil ganarse con rapidez el cariño (y las visitas) de los madrileños.
Isabela Gourmet Market, que esta es su apropiada y correcta denominación, abrió sus puertas en el Paseo de la Habana con un objetivo muy claro: ofrecer productos delicatesen para comer in situ y comida preparada para llevar. El único “pero” es que no se venden alimentos que no estén ya cocinados. Debo confesar que hay cosas riquísimas y otras que tienen una pinta estupenda (ya me hubiera gustado probar todo lo que quería). Además, cada puesto ofrece algo que solo puedes encontrar en ese puesto (por ejemplo, soy hay burritos en el puesto de comida mejicana), una gran idea que convierte a cada puesto en algo único dentro del mercado.
De lo rico comprobado, os recomiendo las crepes y los rollitos de sushi del puesto del fondo del primer pasillo. La comida mejicana y el marisco tenía muy buena pinta, pero lo que de verdad me hubiera gustado probar era la tortilla de patata con huevo de ganso. También hay un puesto de café con bombones y muffins de lo más sugerentes, por no hablar de las variedades que tienen en tostas, quesos y hamburguesas.
Isabela es un sitio al que venir a media mañana un sábado o un domingo y ponerse fino a vinos, cañas y tapas. Para eso, es un éxito. Sin embargo, debo decir que encontré la decoración un poco agobiante. Todas las plantas y todos los puestos de comida tienen los mismos colores luminosos y llamativos… que como “imagen corporativa” o como look modernito para un “gastro-mercado” (o “gourmet market”) puede estar muy bien, pero cuando llevas más de media hora, comienzas a sentirte mareado. Al menos, es lo que me pasó a mí. Pero ya digo que no me tomé todas las tapas que quería, así que seguro que el hambre no satisfecha jugó su papel en ese ligero mareíllo.
Cuatro plantas (yo sólo vi dos y la de abajo, donde están los elegantes baños y nada más), una coctelería con minicine y 32 puestos con tapas frías y calientes. Una gran idea a la que le falta un poquito de rodaje… y más dinero en mi bolsillo. ¡Volveré para catar todo lo que me dejé pendiente, Isabela!
En DolceCity Madrid: Isabela Gourmet Market
