
Qué calentito se lee aquí el Marca una mañana de domingo. Hala, ya lo he dicho.
Es una pena que el único palacio de cristal conocido en Madrid, conocido de verdad, sea el del Retiro. No porque sea feo o poco interesante (todo lo contrario, no hay más que recordar la obra experimental que Andy Goldsworthy celebró allí), sino porque hay otro igual de bonito, interesante y hasta apasionante, me permitiría decir, en Arganzuela.

Así es, al ladito de uno de los trocitos de ese Madrid Río que se inventó Gallardón (y que, oye, refresca la vista da gusto), el espacio artístico Matadero, la Junta Municipal del distrito de Arganzuela y el Centro Cultural Casa del Reloj, se descubre ante nosotros el Palacio de Cristal de Arganzuela. Más de 7.000 metros cuadrados de paz, tranquilidad y vegetación de la que no te sueles encontrar por Madrid (y sí, en invierno hace un calorcito aquí que da gusto…)

Y decimos “que no te sueles encontrar” porque dentro del Palacio se hallan cuatro pabellones con cuatro microclimas distintos, cada uno con su propia luminosidad, humedad y ventilación. Puedes pasearte por ellos como Pedro por tu casa, tú no te preocupes, que ellos van a su bola (presencié en directo el regado automatizado de dos de ellos –en varias fotos de la galería se puede apreciar el chorrillo de agua cayendo desde arriba-).
En los pabellones se recrean los microclimas de la flora desértica, tropical y subtropical (de este clima hay dos pabellones). A mí el que más me gustó fue el de la flora desértica porque, claro, los cactus esos gigantes con forma de señor sólo los había visto en fotos y en las películas del oeste (y probablemente no se llamen ni cactus).

Además de las plantas, puedes encontrar láminas de agua, fuentes, pequeños riachuelos con peces de bonitos colores y mini-acuarios (más bien peceras) con otros peces propios de los hábitats recreados.
Popularmente se le conocía como “Nave de las Patatas” (imagínate porqué) y se reconvirtió en invernadero en 1992. Para remodelarlo se usaron como modelos los invernaderos decimonónicos de los parques de Viena o Londres, eso sí, manteniendo su estructura metálica de acero.
Puedes venir aquí gratis de martes a domingo de 9:30 a 17:30 y, ya te digo, es un sitio super tranquilo para descansar después de un largo paseo o para explorar hábitats algo desconocidos para los madrileños, lo que prefieras. Una visita más que recomendada.
En DolceCity Madrid: Palacio de Cristal de Arganzuela