Los “frikis” de la belleza oriental, celebrarán como yo la inauguración de la exposición “Labores milenarias: tejidos del Museo de bordados de Corea” en el Museo del Traje de Madrid,
la primera muestra que la pinacoteca coreana realiza en nuestro país, aprovechando el 60 aniversario de relaciones bilaterales entre España y la República de Corea. Y digo bien —belleza oriental—, porque todo lo que se gesta bajo el auspicio de esta milenaria cultura, no genera más que cosas bellas.
Perderse entre esos finos tejidos, ricos tintados y exquisitos bordados que antaño fueron la seña de identidad y clave de distinción de la alta sociedad, te hace experimentar lo que los teóricos de la estética describen como deleite espiritual.
Esta exposición nos abre las puertas del rico legado cultural coreano y una de sus artesanías más arraigadas y selectas: el bordado, o “Chasu”, según nos describe la
Dra. Eunsook Sylvia Yang, comisaria y encargada también de hacer de cicerone de excepción en todo el recorrido de la exposición.
Las piezas expuestas nos dan testimonio de un refinadísimo sentido de la belleza, germen de un aprendizaje ancestral que ha venido transmitiéndose de generación en generación,
fruto de un trabajo anónimo que la mayoría de ocasiones no ha tenido más recompensa que la satisfacción del trabajo bien hecho. Ligadas casi de forma indivisible a la condición femenina (sometida a una dura represión social), las labores textiles han supuesto la herramienta con la que dar rienda suelta a toda su creatividad e imaginación, convirtiendo sus quehaceres cotidianos en verdaderas representaciones artísticas.
Se exhibirán hasta el 30 de enero de 2011
más de un centenar de piezas, desde el “Whalot” (traje ceremonial femenino), la
“Saekdong chogori” (chaqueta infantil) o
Hanbok (indumentaria tradicional), pero también biombos, joyeros, costureros, colgantes y llaveros, amuletos, bolsos, alfileteros…
… y
“Pojagui” (pañuelos bordados portadores de suerte, una muestra de respeto a su cultura y un legado familiar de primer orden), una de las piezas más elaboradas, bien para ornamentar celebraciones y actos importantes, bien para forrar objetos o para transportarlos, según el sentido que se le quisiera dar.
El bordado en Corea siempre ha tenido un sentido simbólico,
desde las más inocentes representaciones florales para reproducir la inocencia infantil, hasta los tigres o las gruyas para caracterizar el poder, o peonías y crisantemos para encarnar la belleza femenina y el estatus social.
Tener ante nuestros ojos toda esta belleza ha sido posible gracias al Museo de Bordados Coreanos de Seúl, al cual pertenecen todas las piezas expuestas, y a la incesante labor de Huh Dong-hwa, fundador y director del Museo, artista y coleccionista de textiles coreanos, por intentar salvaguardar la memoria de estas labores milenarias.
Labores milenarias: Tejidos del Museo de Bordados de Corea en el Museo del Traje
Exposición temporal
Del 11 de noviembre de 2010 al 30 de enero de 2011