Agua a una temperatura media de 42º, lo suficiente para entrar en sudoración, con leche de menta y eucalipto, son los ingredientes básicos para disfrutar de un auténtico hamman. Unos 20-30 minutos son suficientes para abrir bien los poros y conseguir ese efecto de limpieza de la piel y purificación de los sentidos a través del vapor.

Tras el hamman propiamente dicho que procura unos poros abiertos y la piel ultralimpia, se procede a la exfoliación oriental para terminar de purificar la piel. Esta exfoliación se realiza con “jabón beldi” o jabón negro, una pasta elaborada a base de aceitunas negras con sal, y guante de kessa, hecho de un tejido rugoso que facilita la exfoliación. Se embadurna todo el cuerpo con el beldi y se masajea con el kessa; para terminar, se retira el exceso con agua limpia.

Tras el hamman y la exfoliación, se termina el ritual con envolturas de manteca de karité, muy rica en vitamina F, que nutre la piel en profundidad y ayuda a alisar y suavizar arrugas y estrías, o Rassoul, una arcilla que regenera la piel. En Hamman Ayala puedes disfrutar del hamman en dos versiones: ritual básico de 1 h 15 min aproximadamente (sólo hamman, exfoliación y té en sala de relajación), o del ritual tradicional de hora y media (hamman, exfoliación y envoltura con karité o rassoul, y té en sala de relajación).

Aparte de estos rituales, puedes disfrutar de masajes de relajación o estimulación con aceites y esencias puras, y terapias de belleza oriental, facial y para manos y pies con los productos de la prestigiosa firma francesa “La Sultane de Saba”, ricas fórmulas naturales elaboradas con ingredientes de la más pura calidad. Como colofón, un té verde a la menta y la exquisita pastelería árabe para entrar en otra dimensión: la del bienestar.
En DolceCity Madrid: Hamman Ayala