Desde que tengo uso de razón, soy la persona menos práctica que conozco. Me compré mi último coche por el impresionante motivo de que era violeta y marrón. De entre 50 portátiles, elegí el mío porque tenía flores en la tapa. Mis últimos zapatos no hay quien se los ponga..pero ¡¡son tan bonitos!!. Y mi sofá nuevo, un chester, queda impresionante en medio de mi salón, pero hace que por arte de magia acabes en el suelo tarde o temprano, con un pinzamiento de vértebras. No lo puedo evitar, y os aseguro que esto me ha acarreado más de un problema de intendencia doméstica y familiar, como cuando les compré a mis hijos unos abrigos preciosos, pero tan pesados y rígidos que los pobres se movían como androides oxidados.
Pero, gracias a los hados, hay marcas que piensan por mí, como Russell Hobbs, que es sinónimo de calidad, estilo, innovación y practicidad. Esta compañía inglesa fue fundada en 1952 por Bill Russell y Peter Hobbs, con la intención, desde el principio de ofrecer objetos que realmente necesitara el cliente con lo último en tecnología. Bello si, pero útil. Perfecto para desastres de la naturaleza que como yo se lanzan a por cualquier objeto absurdo, si les entra por los ojos.
Desde tostadoras, hervidores, planchas, vaporeras, procesadores de alimentos, hasta aspiradoras con forma de dálmata, cada producto ha sido diseñado con mente de consumidor y con lo último en diseño y prestaciones.
Sus colecciones actuales, “Glass Collection”, “Marco Pierre White”, “Caffe Torino”, “Food Collection”, “Temptations”, “Aqua Purity”, “Pet Cyclonic” y “You are what you eat” para mi son elegantes, bellas, con cierto sentido del humor, y siempre inspiradas en la calidad, diseño y usabilidad de aquellas ideadas para profesionales de la restauración.
RUSSELL HOBBS belleza por dentro y por fuera.
Lo encontrarás en El Corte Inglés
