Domingo, 4 Mayo 2008

LA FAMILIA SAVAGE, de Tamara Jenkins

por Álvaro Pedraz
¿Era esta la tragicomedia de humor ácido que anunciaban? Pues nada más lejos, porque aunque decente, el segundo largometraje de esta directora y guionista, no hace gala de ningún humor precisamente, sino que la cosa resulta bastante más seria que todo eso.

Lo más interesante: su valiente encaro a un tema tan universal como es la muerte. No hay pamplinas y se trata de una forma seca y madura. El cuidado a los mayores, el devolver lo que se ha recibido…, son temas siempre capaces de dar juego. Además aquí no hay padres perfectos, ni vidas perfectas ni hermanitos perfectos, incluso hay cierta crítica a la postura de vivir de espaldas al inevitable fallecimiento. Sí hay, en cambio, fracasos, hay dudas, hay depresiones e indecisiones, lo cual se agradece procediendo la película de donde procede. No hay mallas rosas ni muchos abracitos y eso últimamente ya es decir bastante.
Y también en su favor lo acertado de las interpretaciones; ambos, Laura Linney y Seymour Hoffman la verdad es que rayan a gran altura, y sacan buen provecho de su buen hacer conjunto.

Lo menos interesante: lo terriblemente monótona que resulta. Lo espeso e insulso de su desarrollo. Si lo hubieran intercalado con los buenos golpes cómicos que prometían y a los que se prestaban muchas de las situaciones (la fórmula perfecta se titula ‘El hijo de la novia’), el resultado hubiese sido mucho más convincente, pero el humor es tirando a nulo y observaciones apreciables hay más bien pocas, tal vez, lo curioso de ver lo arraigadas que están la obesidad y las pastillas antidepresivas en la sociedad norteamericana. 

#video#
Es un tratamiento adulto y seco de un tema serio pero con unas formas excesivamente descriptivas, monótonas y agotadoras para el espectador. Demasiado drama vital que no logra enganchar lo suficiente como para provocar la emotividad que pretendía. Es un producto más o menos digno, pero de ahí a aclamarla como el estandarte del drama de gran humor ácido…