
No sé cuantos años tendría, pero si cierro los ojos podría hacer un retrato robot del reloj que me enseñó a decir las horas. Era sencillo: la correa era rosa, la esfera amarilla y las agujas eran dos simpáticos muñequitos que respondían al nombre de Flik y Flak. Swatch tuvo la genial idea de diseñar estos relojes, pensados para niños que querían ser mayores.
Una de las novedades fue la correa, repleta de agujeritos que más tarde permitirían aumentar el diámetro, según la muñeca fuera creciendo. Los diseños gustaban a todos los niños, eran coloristas y con detalles divertidos. Y lo más importante, la esfera pasó de ser un contenedor de agujas a convertirse en un festival de horas, minutos y segundos.

En unos días ya tenía las horas dominadas. Cada dos por tres miraba mi muñeca, esperando que los mueñcos se movieran, se tocaran o se pusieran boca abajo. Decir la hora se convirtió en un juego. Recuerdo que mis amigas no sabían leer las agujas y cuando vieron mi reloj se quedaron fascinadas. Era la fiebre de los Flik Flak.
Hoy en día estoy bastante desconectada de este mundo, pero el otro día vi un stand de Flik Flak en una relojería y me acordé de toda esta historia.

También existen modelos para princesitas con dibujos de animales de granja, gatitos rosas y otros para chicos con balones de fútbol o baloncesto, aunque nunca se sabe cual le va a gusta al chico y cual a la chica. Casi todos los modelos traen algún regalito con la misma temática que el reloj; una mochila, un joyero, una pulsera...
Estos relojes son, sin lugar a dudas, uno de los mejores regalos que le podéis hacer a un niño o niña con ganas de aprender cosas nuevas. Lo recordarán toda la vida.
Relojes Flik Flak de Swatch de venta en El Corte Inglés Preciados