
Gracias a ellos nunca me olvido de que está cerca el cumpleaños de mi hermano: el 1 de noviembre, Día de Todos los Santos. Y precisamente este dulce conmemora esta festividad, recuerda a todos los santos y a todos los muertos desde hace siglos. Las pastelerías de Madrid venden alrededor de 50.000 cada año, una cifra que demuestra que los madrileños disfrutamos de nuestras tradiciones.
Su elaboración siempre ha estado vinculada a fiestas religiosas y antiguamente era la gente mayor la que compraba los Huesos de Santo. Sin embargo, cada vez hay más gente joven que acude a las pastelerías en busca de los tradicionales huesitos.

Los Huesos de Santo originales son de color blanco y están rellenos de yema, pero este año los pasteleros más vaguardistas se atreven con todo tipo de confituras: de cereza, manzana, coco, chocolate o fresa. Personalmente, me quedo con los de toda la vida, que me saben a fiesta de cumpleaños.
En DolceCity Madrid: Mallorca Bravo Murillo