
Hablo de la cafetería del Círculo de Bellas Artes, conocida por los más asiduos como El Salón de la Pecera.
Y en realidad bien podría tratarse de una gigantesca pecera de principios del siglo XX, ya que sus paredes son enormes ventanales que dan a la calle. Conocido por ser punto de encuentro de intelectuales y artistas, este café puede presumir ser uno de los pocos espacios de la ciudad que conserva el tipo pasados los años.
Merece la pena pagar el euro que cuesta entrar sólo por ver sus frescos pintados en el techo, las columnatas que sostienen el edificio o una preciosa escultura de una mujer tendida que data de 1910.

Un lugar perfecto para despedirse de los últimos días de verano.
En DolceCity Madrid: Café del Círculo de Bellas Artes