
De proporciones perfectas y muy liso, parece una cajita antigua de porcelana, lista para ser pintada con un pincel y acuarelas.
La primera vez que probé uno fue en París. Caminando por la calle me detuve al verlos expuestos en una pastelería. Era imposible no detenerse antes ellos, tan coloridos, amontonados unos encima de otros, parecían llamarme desde el interior de la tienda.
Así que me decidí y entré a probarlos. La dependienta me recomendó el clásico de café y además pedí uno de chocolate blanco. Resultaron mejor de lo que había imaginado, y desde entonces sueño con que este dulce inunde nuestras pastelerías.
Ladurée es la pastelería donde los probé en París. Casa fundada en 1862, presume de vender los mejores macarons de Francia. Sus cuatro tiendas de París venden 12 000 macarons cada día, más de 4 millones al año. Lo que deja claro que este dulce es de los favoritos de los parisinos.

Los sabores más apetecibles se funden en un dulce único: chocolate amargo, café, limón, mantequilla salada con caramelo, fresa, chocolate blanco, naranja, coco, vainilla, praliné, almendras, pistacho, menta, anís, rosa e incluso granadina!
En Madrid podemos probarlos con un toque exótico; de vainilla de Madagascar o frambuesa del Jerte, además de los clásicos.
Macarons en Mallorca Bravo Murillo