
Sin embargo, y a pesar de haber destacado mi bondad, mis promesas para un año cargado de buenas intenciones y mi intachable comportamiento, los Reyes confundieron mi pedido. En vez de traerme aquel armatoste mágico con el que yo estudiaría las estrellas y me convertiría con el tiempo en una reconocida astronauta, apareció un pequeño microscopio con el que se me pasó el berrinche descuartizando y observando la anatomía de todo bicho viviente.
Si ahora pudiera compraría aquel sueño plasmado en una carta infantil. De hecho, en Madrid he conocido una tienda de referencia donde se pueden adquirir los mejores productos para los amantes del universo: Óptica Roma.
En ella, además de poseer las mejores marcas, se pueden adquirir desde prismáticos astronómicos, monturas de distintas categorías, un gran surtido en cámaras fotográficas digitales y analógicas, gafas graduadas… hasta la biografía más interesante sobre este mundo y, por supuesto, telescopios. Son especialistas en óptica y presumen de contar con la última tecnología y los mejores aparatos.
Quizá, para mi vigésimo quinta carta a sus Majestades les aclararé dónde pueden pasarse a recoger mi ansiado telescopio… para evitar posibles confusiones.
En DolceCity Madrid: Óptica Roma