
Ante tal sobreexposición química y a riesgo de que cualquier día acabemos convertidos en un remedo del Vengador Tóxico, cada vez somos más los que nos decantamos por lo natural, ya sea en nuestra alimentación diaria como en gestos tan sencillos pero tan fundamentales como la higiene y el cuidado diarios.
Desde que allá por la década de los 80 aterrizó en España The Body Shop -auténtico buque insignia de la cosmética elaborada con ingredientes naturales y respetando el medio ambiente- estamos ya familiarizados con esta forma alternativa de cuidar nuestro aspecto. De ahí que la apertura del primer establecimiento de Kiehl’s en España venga precedido por el interés por sus productos, que aúnan las más modernas técnicas médicas y farmacéuticas con ingredientes y procedimientos de elaboración propios de la herboristería más tradicional. ¿El resultado? Hidratantes, geles, tónicos, exfoliantes y otros productos cosméticos fáciles de usar, efectivos y naturales presentados en frascos sencillos y reciclables. Aquí no se vende un espectacular y atractivo packaging, sino que se valora por encima de todo el contenido sobre el continente.
A su línea de rostro, de cuerpo, de hombre y de protección solar, Kiehl’s añade un servicio totalmente personalizado y volcado en el cliente. Si todo esto no fuera suficiente para acercarse hasta Fuencarral, ya sólo el local es digno de visitarse. Su aire de botica antigua, con suelos de madera, mostrador de mármol, paredes de ladrillo y lámpara de araña recrea el aspecto original de una modesta farmacia neoyorquina de finales del siglo XIX donde John Kiehl comenzó a investigar las posibilidades cosméticas de plantas y otros ingredientes naturales. Un espíritu que, poco más de un siglo después, sigue vivo.
En DolceCity Madrid: Kiehl’s
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