
Un elemento clave de su organización son sus tiendas, situadas estratégicamente en las principales arterias comerciales de las grandes urbes: espacios de diseño muy cuidado pensados para hacer confortable el encuentro de los clientes con la moda. Cómo no percatarse de esas tiendas, magnánimas, de cuidado diseño, fusión entre vanguardia y refinado clasicismo, espacios inmensos estudiadamente configurados para dar ese aire de modernidad y estilo perfectos que envían mensajes subliminales a la mente del potencial consumidor: el de que sus prendas derrochan el mismo glamour…
Para un amplísimo segmento de población, por no decir para toda la población, que yo creo que lo único que se escapa del carboncillo de sus diseñadores son los modelos para octogenarios…, Zara ofrece propuestas para todos, desde bebés, adolescentes, post-adolescentes, jóvenes, maduros hasta ya la categoría más alta de, llamémosles, responsables; para todos los sexos, o sea dos, incluso ya rizando el rizo viste hasta tu hogar… Nada parece escapar al ingenio ‘zaril’.
La clave de su éxito, que parece ser más secreta que la fórmula de la Coca-Cola, es saber llevar al asfalto las últimas tendencias de la pasarela, colecciones que se renuevan frecuentemente (dos veces cada semana) para satisfacer con creces las demandas de los consumidores. Una habilidad nada desdeñable pues te permite lucir un look Prada a un módico precio, claro está, no 100% seda si no 40% y alguna basta que otra bailando por las costuras, pero tienes garantizada plena actualidad cada temporada.
En DolceCity Madrid: Zara
Anteriormente en el blog: Zara Home