
Y cuando ya ves sus columnas y su “tea room”, con ese aire tan académico que parece una biblioteca; o te enteras de que las baldosas que hay bajo el reloj de la entrada es un lugar donde la gente lleva quedando desde hace 150 años; te sientes ligeramente intimidado (¿estaré yo, un humilde muchacho de Moratalaz, a la altura de un sitio como éste? ¿me negarán la entrada tras ver mi apariencia?).

Toda esto no quiere decir que se haya quedado anticuado o que sea exclusivamente para pijos, ni mucho menos. Aparte de vender ropa para mujeres de las marcas punteras (Topshop, Oasis, Karen Miller), tienen dos claros símbolos de contemporaneidad en sus instalaciones: una cafetería con frapuccinos, mocafrappus y hasta “babycinos” (esto se lleva mucho en las cafeterías de la ciudad: vasitos de leche caliente con chocolate espolvoreado por encima para hacerle creer a los niños que están bebiendo lo mismo que sus padres… lovely) que esparce sus sillas y mesas por los pasillos; y el “Nail Bar”, un establecimiento de belleza donde se ofrecen servicios como manicura, pedicura y tratamientos para la piel.
Tienen ropa, utensilios de cocina, muebles, libros y un poco de todo. Eso sí, es un sitio más para señores y señoras que para gente joven, lo que no quita para hacer una visitilla de vez en cuando.
En DolceCity Dublin: Clerys






