
¿Originales y bonitas? Sí. ¿Es curioso hablar directamente con el diseñador para que te cuente cómo lo hizo? Sí. ¿Los precios te dejan tiritando el bolsillo? También. Cuando mi novia preguntó por el precio de un vestido verde casi me desmayo. El que avisa no es traidor.
En este “mercado de diseñadores” puedes encontrar maravillas de cerámica y cristalería (algunas bastante chulas para regalo), fotografías, lienzos y canvas, sombreros y gorros, bufandas y guantes, ropas algo hippis o algunas figuritas de metal de lo más divertidas para poner el salón de tu casa (que, admitámoslo, es un poco insulso).

Lo mejor del mercadillo es que, si te cansas de probarte ropa y revisar el álbum del creador de pósters de películas (algunos son geniales), tienes al ladito los dos Queen of tarts para reponer fuerzas con una tarta de zanahoria y un té, por ejemplo. O puedes meterte en The Gutter Bookshop a curiosear su colección de libros, o acercarte a una cervecería polaca que para mí sigue siendo un enigma.
En DolceCity Dublin: Designer´s Mart












