
Se trata de un local con solera, parada obligatoria de los txikiteros de toda la vida. Cuando Marian y sus dos socios se hicieron cargo de él, lavaron la cara, cambiaron la decoración y ahora tiene una clientela de lo más variada: no faltan los poteadores de diario, pero también es lugar de encuentro para bohemios, artistas locales más o menos famosos y últimamente también turistas; éstos sucumben ante la impresionante vista que ofrece la barra repleta de pintxos.
Moderno local decorado en líneas minimalistas, la larga barra está durante todo el día repleta de platos que forman alta cocina en pequeñas dosis y que resultan un placer para los cinco sentidos. Resulta espectacular ver el colorido de los platos.
Verdaderamente, dan ganas de probarlos todos y ya hay quien va apuntando los que ya ha degustado, para no dejar de probar ninguno de ellos en sus posteriores visitas.
Y qué decir también de sus especialidades en tartas, siempre al fondo de la barra: de chocolate, de manzana, de queso y de arroz. A cual más rica.
Se me hace la boca agua sólo de pensarlo. ¿Te apetece un pintxo?
En DolceCity Bilbao: Bar Irrintzi