He hablado en más de una ocasión del restaurante Bohèmic de la calle Manso, en Sant Antoni. Era un local sin pretensiones en cuanto a interiorismo pero de grandes hallazgos gastronómicos, que siempre que lo visité, me dejó muy buen sabor de boca, empezando por sus ya casi icónicas patatas bravas. El Bohèmic cerró en 2015 pero la tristeza ahora es menos pues en su mismo local, su responsable, Fran Gimeno Manduley, cocinero con inquietudes y vecino del barrio, ha abierto recientemente Sant Antoni Gloriós, nuestro protagonista de hoy.
A juzgar por su apariencia desde el exterior, podría parecer otra bodega más al uso, con sus pocas mesas altas y su barra, pues aquí, a diferencia del Bohèmic, se pretende una mayor rotación de los comensales. Pero sería un error juzgarlo solo por su portada, pues en Sant Antoni Gloriós se come muy bien, como pude comprobar hace un par de semanas. Una amiga me llevó allí y, tras reservar, pues las mesas son escasas, llegamos allí para disfrutar de una suculeta cena en base a tapas y platillos. Pedimos las bravas, que siguen estando igual de ricas, pero todavía me gustó más su caballa con yogur y ají amarillo, excelente y que me convenció al instante para volver... ¡y pronto!
Como veis, en Sant Antoni Gloriós, Fran se diverte combinando recetas más clásicas (las bravas) con otras más contemporáneas (la caballa), que denotan su sello personal y elevan su propuesta de una bodega de barrio a toda una experiencia gastro, que se acompaña de una buena selección de vinos, una caña bien tirada y hasta michelada propia. Y todo ello sin precios elevados, pues uno de sus compromisos con este nuevo proyecto es ofrecer buen precio y buen producto, para así conquistar al gran público, como a una servidora, que se ha convertido ya en una de sus feligresas.
En DolceCity Barcelona: Sant Antoni Gloriós