El negocio patrimonial detrás del negocio de la moda. No hay duda de que de un tiempo a esta parte las grandes compañías de moda están invirtiendo en las zonas más nobles de las ciudades de todo el globo para abrir imponentes macrotiendas que ejerzan de referente. La calidad efímera del fast fashion en contraposición a la atemporalidad del valor del suelo, una dicotomía que ejemplifica de maravilla la nueva tienda que Inditex, el grupo empresarial de Amancio Ortega dueño de marcas de moda de tanto éxito como Zara, Oysho y Pull and Bear, ha abierto hace unas semanas en la Plaza de Catalunya de Barcelona bajo su enseña más fructífera: Zara. Concretamente, la nueva macrotienda de más de 3600 m2 ocupa la antigua sede del banco BBVA en el nº 5 de la plaza central de la capital catalana, un edificio emblemático que el grupo de Ortega compró en 2013 por valor de 100 millones de euros y que, pasados 3 años, ha convertido en la mayor tienda de Zara de Barcelona, y una de las más importantes del mundo.
Como me ocurrió con la nueva tienda de Massimo Dutti en el Paseo de Gracia, me he acercado hasta allí para valorar la reconversión de esta edificación icónica barcelonesa bajo la batuta de la arquitecta coruñesa Elsa Urquijo. Y, a diferencia de aquella, donde los elementos originales daban personalidad al espacio, aquí manda más el carácter de Zara que del edificio que alberga la tienda. Es cierto que el atrio con las columnas de mármol se ha mantenido, así como la cúpula acristalada, pero encuentro que son pocos los elementos que dotan de singularidad a la tienda, aparte de la estructura circular general. Aun así, hay que considerar que a una tienda se va a comprar. Y, por supuesto, aquí lo puedes hacer con total comodidad pues la tienda presenta las colecciones de moda mujer, moda hombre y niños en secciones diferenciadas a lo largo y ancho de las 3 plantas que integran la macrotienda.
Tras pasearme por las tres plantas para ir fichando aquello que intentaré encontrar de rebajas a partir del día 7 de enero, me ha gustado descubrir la escalera peatonal, que mantiene los murales originarios de este edificio construido en 1931. Un rico guiño al pasado que choca completamente con la estética minimalista que Zara defiende en su logo y en el interiorismo de sus tiendas y que, aquí sí, dota de un aire especial a la macrotienda. Desde el exterior, tampoco se adivina demasiado que aquí se ubicara antes la sede de un banco y solo queda visible el logo de Zara, otro logo más, como ocurre en el centro de las principales ciudades capitalistas del mundo.
En DolceCity Barcelona: Zara Plaza Catalunya