
Si el apellido os suena, situaros diciendo que se trata del hijo del presidente de Repsol, Antoni Brufau, quien tras trabajar en el sector de la alimentación industrial ha dado un giro de 360º con esta aventura empresarial. En este café decorado por la reputada interiorista Isabel López Vilalta, responsable de espacios tan inspiradores como el Bar-Ton del que pronto os hablaré, La Xina o el Cuines Santa Caterina, se ha conseguido crear un ambiente acogedor y contemporáneo en el que sentirse a gusto. Pude conocerlo en una comida de medios y empezamos con unos entrantes muy apetitosos en base a guacamole, hummus y babaganoush. Perdón, mejor dicho empezamos con una selección de sus zumos y smoothies pues en Oh Bo lo ponen fácil para que ingiramos la dosis necesaria de fruta y verdura diaria. En lugar de vermut, un chupito de su zumo antioxidante para empezar bien el ágape!

Interesante saber que la carta se ha confeccionado con el asesoramiento de una nutricionista y que detalla la carga de proteínas, carbohidratos, grasas y fibras de cada plato. Pero no os penséis que nos encontramos en un vegetariano donde abundan ensaladas planas; al contrario, aquí también hay opciones carnívoras como el roast beef y siempre sabrosas como su ensalada de quinoa, uno de los platos estrella que pude probar. Otras opciones que me gustaron fue la focaccia de olivas con queso fresco y anchoa y el tartar de salmón. En cambio, la lasaña de verduras era mejorable –nada que ver con la de Flax & Kale, por ejemplo-, pero estoy segura que poco a poco irán puliendo estos pequeños detalles.

De hecho, la carta cambia cada temporada, pues muchos de los alimentos utilizados son de proximidad y orgánicos, aunque no desde una perspectiva talibán, sino sencillamente de calidad: Cuando se puede, se elige el proveedor más próximo para asegurar una comida fresca y llena de sabor. Así pues, el Oh Bo es una dirección estupenda en la zona ya sea para un tentempié a media mañana o una comida ligera, especialmente teniendo en cuenta que ofrecen “packs” al mediodía por lo que uno puede comer a partir de unos 13 euros. ¿Quién dijo que la comida Km. 0 era cara? Brufau se ha propuesto cambiarnos el chip y este local es el primer paso para lograrlo.
En DolceCity Barcelona: OhBo