
1. Koy Shunka
Si el Shunka sirvió para que me volviera fan de la cocina japonesa, su hermano sofisticado, el Koy Shunka logró que no tuviera en cuenta la abultada cuenta gracias al éxtasis que supuso su menú degustación. Para una ocasión especial, merece (mucho) la pena.

2. Nakashita
Un descubrimiento reciente que sitúo en lo alto de la tabla porque me sorprendió muy gratamente tanto por la calidad de los ingredientes como por la ejecución y, sobre todo, combinación de sabores. Las ganas de volver van in crescendo!

3. Can Kenji
No es estrictamente un restaurante japonés pues presenta algún plato de influencia mediterránea pero las especialidades orientales son lo que dan carácter a este pequeño y agradable local del tranquilo Eixample derecho. Siempre que vuelvo me convence, señal de que hacen bien las cosas. Además, el ambiente, con gente del barrio y japoneses auténticos, es un plus.

4. Kibuka

5. Dos Palillos
Dejo para el final el único de la lista que todavía tengo pendiente. ¿Por qué lo incluyo? Pues porque me han hablado maravillas de este proyecto de Albert Raurich –ex ElBulli- que combina la tradición de la cocina nipona con la española de las tapas y ofrece pequeños placeres tanto en su zona más informal de la entrada como en el comedor interior, pensado para disfrutar de alguno de sus menús degustación. ¿Quién me acompaña?
En DolceCity Barcelona: Koy Shunka, Nakashita, Can Kenji, Kibuka, Dos Palillos, Shunka