
Como bien indica su nombre, el Hostal de la Plaça es un alojamiento que ocupa una masía del siglo XVII, con buenas vistas al Mediterráneo, y distintos niveles, con diferentes espacios –incluida la terraza- lo que le otorga una gran capacidad sin resultar frío, todo lo contrario. Yo comí en su piso superior y aunque el servicio fue algo desorganizado, sin duda, el toque familiar y cercano contrarrestó las posibles incomodidades.

Pero si hoy os lo recomiendo es porque su cocina ¡me conquistó! Y es que me sorprendió muy gratamente al usar ingredientes de temporada de forma sabia y sin artificios; el producto –con una buena ejecución- es suficiente para enamorarte y ser feliz lo que dura el ágape. Además, presenta una carta muy completa con gran variedad de entrantes para todos los gustos y destaca especialmente el pescado, pues por algo nos situamos al lado del mar.

Alimentos frescos y honrados que me sentaron de maravilla tras algunas experiencias “demasiado” sofisticadas que esconden el auténtico sabor (y placer) de la comida. Aunque lo mejor, sin duda, fue el postre: un soufflé de almendra tostada con helado de chocolate que fue un puro éxtasis, de lo mejor que he comido en años a nivel de repostería, ¡de diez! Una experiencia redonda que repetiré. Muy recomendable.
En DolceCity Barcelona: Hostal de la Plaça