
En la visita guiada que nos ofrecieron en los jardines del edificio por parte de Neus –3ª generación de la familia Aguilera, propietaria de la finca-, nos mostraron los restos que se conservaron de la edificación original, así como los guiños que Gaudí hizo al origen del edificio como las fechas grabadas en el muro que da entrada al patio interior o la cruz de 4 puntas que corona la torre, pintada con los colores de la senyera, en honor de Martí l’Humà. Conocido por la fantasía aplicada a su arquitectura, Gaudí se contuvo con la proyección de Bellesguard pues, inspirado por el pasado del edificio, lo mantuvo sobrio con reminiscencias de un castillo medieval. Sin embargo, aplicó su toque al contrarrestar las líneas rectas de la estructura con relieves y texturas al combinar la piedra que sirve como base con el mosaico de los bancos de la entrada y el hierro forjado que decora ventanas y puertas.

Nuestra visita se limitó a los jardines de la finca pero desde hace un mes la Torre Bellesguard –también conocida como Casa Figueras- ha abierto sus puertas al público y se puede visitar tanto el exterior como el interior, con visitas guiadas –se puede reservar a través de este enlace-. Sorprende porque sigue siendo la residencia de la familia Aguilera, pero ahora permiten el acceso para que barceloneses y turistas podamos disfrutar también de esta singular obra del genio catalán, que exhibe algunos logros técnicos importantes. Por ejemplo, en el interior destaca la buhardilla con sus arcos de ladrillo, una solución arquitectónica que luego Gaudí aplicaría a su obra más icónica: la Sagrada Familia. Ah! Si os animáis a visitar Bellesguard, no dejéis de fijaros en el acueducto vecino, también proyectado por Gaudí, ni tampoco os olvidéis de disfrutar de las maravillosas vistas. Ya lo indica el nombre: Bell – esguard , o lo que es lo mismo “bonita vista”.
En DolceCity Barcelona: Torre Bellesguard