
No hay duda de que lo tiene difícil para competir al mediodía con el radiante sol barcelonés que se puede disfrutar en otro restaurante del hotel, la Terrassa del DO; aunque, de noche, sin duda, gana en sofisticación y atmósfera, aparte de su carta. En ambos espacios se defiende la cocina mediterránea; aunque en la Cuina el grado de complejidad en la elaboración de los platos es muy superior. Se trata, como ellos mismos lo definen, como un “restaurante gastronómico” cuya autoría la firma el chef Sergio Ruiz, curtido en fogones de categoría como el Galaxó del exclusivo hotel Casa Fuster.

Como anuncia el nombre del hotel, aquí la apuesta son los productos de proximidad, como las fresquísimas gambas del Cap de Creus y las verduras –ecológicas- que abundan en la carta, ya sea en forma de sopa, ensalada o a la brasa. De primero, yo probé las habitas con sardina ahumada y tomate confitado, una sinfonía de contrastes donde destacaba el verde fruto, celestial. De segundo, me decanté por el pescado de lonja que en esta ocasión era el pargo. Sin ser de mis favoritos, lo encontré apetitoso y el plato ganó enteros gracias a las verduras de acompañante, sin aderezo, que aportaban sabor.

Sin embargo, la invitada de la jornada, mi madre, reconoció no haber acertado en sus elecciones por encontrar disfrazadas tanto sus alcachofas de primero como la merluza que siguió. Es una lástima cuando la sofisticada preparación del plato acaba ocultando la calidad de los elementos protagonistas, aspecto que, tal vez, se podría revisar en esta Cuina del DO. Aunque en mi caso, ninguna queja. Terminé con el coulant de chocolate, no demasiado intenso pero perfecto como punto final y unos imaginativos petits fours que acompañaron un delicioso café. Un trato atento en todo momento y sumamente educado sirvieron para redondear una bonita experiencia que supuso un paréntesis a un fin de semana duro e inexorable.
En DolceCity Barcelona: DO