
Alta Films se fundó en 1969 y, poco a poco, fue abriendo salas de cine por todo el país hasta llegar a casi las 200 repartidas entre Madrid, Barcelona, Majadahonda, Palma de Mallorca, Zaragoza, Cuenca, Guadalajara y Santa Cruz de Tenerife. Muchas de ellas han cerrado, como los Renoir Les Corts –donde empecé a cultivar mi amor por un cine “distinto” cuando todavía era una niña- pero, por fortuna, todavía quedan algunas salas que resisten, como estas de la calle Floridablanca que son uno de los pocos refugios de cine de autor de Barcelona, junto a los Verdi y los Icària Yelmo. Siempre en versión original, en los Renoir se puede disfrutar de los mejores títulos del cine de autor pero con licencias a otros más comerciales en un logrado equilibrio donde prima la calidad.
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Con varias salas, siempre se puede encontrar una película que vaya bien según el horario y tus gustos. La última que yo vi hace una semana fue la imprescindible Searching for Sugar Man, el documental ganador del Oscar que cuenta una historia maravillosa sobre el poder de la música, y todo lo que es capaz de transmitir. Todavía está en cartel así que, desde aquí, os la recomiendo si no la habéis visto. Reconozco que, con la brutal subida del IVA -recordemos de un 8% el Gobierno del PP lo pasó al actual 21%-, ir al cine es casi un bien de lujo; pero desde los Cines Renoir están intentando fórmulas para que, los asiduos, no tengan que pagar el precio total de la entrada. Por ejemplo, hacerse del Club Renoir: Por 15 euros al año, puedes disfrutar de las sesiones a 6 euros, de lunes a viernes, aparte de otras ventajas. Teniendo en cuenta que voy una dos veces al mes, me estoy planteando darme de alta y apoyar así a Alta Films y los Renoir. Seguro que son los 15 euros mejor invertidos de todo el año…
En DolceCity Barcelona: Renoir Floridablanca