
Imagen de la exposición de Jaume de Laiguana.
Abierto cada día, el lunes me acerqué para disfrutar de la retrospectiva dedicada al fotógrafo Jaume de Laiguana. Un evocador viaje por 15 años de su carrera, con imágenes poderosas y elocuentes, ya sean sacadas de series de moda –siempre artísticas-, publicidad, proyectos editoriales o personales. La exposición de De Laiguana ocupa el primer piso aunque la fotografía sigue presente en la planta baja. Aquí ahora tiene lugar una muestra que celebra el vigésimo aniversario de los Premios LUX de fotografía, con algunos de los mejores trabajos del panorama nacional en bodegones, arquitectura, interiorismo, moda y demás categorías, con el aliciente de comprobar cómo ha cambiado esta disciplina artística con el salto al entorno digital.

Martina Klein bajo el objetivo de De Laiguana.
Ambas exposiciones son gratuitas, un ejemplo del compromiso que ha demostrado desde su apertura al público –en 1981- el Palau Robert por la cultura y la sociedad barcelonesa. Antes, fue la residencia familiar del financiero y aristócrata Robert Robert i Surís, quien mandó construirlo a inicios de siglo XX bajo la batuta del arquitecto francés Henry Grandpierre. De estilo neoclásico, su construcción finalizó en 1903. Los jardines fueron proyectados por Ramon Oliva y merece la pena recorrerlos, tras visitar alguna de sus exposiciones, pues es un privilegiado oasis en pleno Eixample.

Exterior del edificio. Créditos: Lluís Casals.
La familia Robert lo puso a la venta, y tras algún intento infructuoso de integrarlo en un complejo hotelero, cayó en manos de la Generalitat de Josep Tarradellas, quien lo nombró sede del departamento de Cultura en 1936. Fatídico año que marca el inicio de una época de claroscuros en la historia del inmueble hasta que en 1981 la Generalitat vuelve a interesarse por él y adquiere toda la estructura: edificio, dependencias y jardines. Vinculado a la Presidencia, sirve para acoger exposiciones y actos de carácter institucional y a partir de 1997 recibe el nombre con el que lo conocemos: Palau Robert. Sin embargo, todavía entonces no tenía la apariencia actual. Fue gracias a la remodelación de las antiguas cocheras en 2003 cuando se habilitaron nuevas salas expositivas y el edificio acogió una agenda de actividades más dinámica.

Interior ambientado por una expo sobre Marilyn Monroe. Créditos: Jordi Pareto.
Aquí he disfrutado de muestras tan interesantes y bien documentadas como Barcelona Alta Costura hace ahora dos años, la retrospectiva dedicada al fenómeno ElBulli o la actual del gran Jaume de Laiguana. Nombres de primera línea que representan lo mejor del talento nacional y extranjero aunque el Palau también sirve para acoger fenómenos más locales, ya sea un concurso fotográfico de Instagram como un homenaje al mítico Doctor Music Festival. Tampoco hay que perderse la gran cantidad de actos y actividades que organizan, siempre inspiradoras. Sin duda, un sitio al que acudir si se dispone de tiempo libre: alimento para el espíritu sin necesidad de gastar.
En DolceCity Barcelona: Palau Robert