
El cuidado y vistoso escaparate llama la atención desde la calle, pero una vez dentro las sensaciones se multiplican. Cada pieza puede transmitirte algo y, sin duda, la disposición de los objetos sabe crear una sinfonía de atmósferas que invitan a quedarse y a tratar de averiguar las distintas vidas que han tenido esos objetos años atrás. No intentéis catalogar los objetos sólo por la época, porque esa no es la intención de Fusta’m, sino más bien elegir una selección según su propio criterio personal. Así, una barra de bar, un escritorio, mesas bajas o butacas… conviven con lámparas, botellas de sifón, espejos y otros objetos que pondrán un toque personal a cualquier rincón, ya sea tu hogar o tu negocio.

La tienda ocupa un local que permaneció cerrado durante muchos años y que en sus orígenes, hace ahora un siglo, funcionó como zapatería. Pero eso no es todo. Y es que en los bajos -una zona cerrada al público-, donde se ha habilitado el taller de restauración de Lídia y el de carpintería de Oriol, aún se pueden ver vestigios de lo que fue un antiguo convento. No es de extrañar que sea un espacio con una energía única, a la que contribuyen, también, sus propietarios, unos auténticos apasionados de lo que hacen que contagian a aquel que va. ¡Mucha suerte!
En DolceCity Barcelona: Fusta'm