
Para empezar, su calidad. Se trata de un local alargado en el que todo el protagonismo recae en su majestuosa barra, de madera, perfecta para salir de la rutina con sólo sentarse y observar el microcosmos humano que se extiende ante ti. Las botellas se exponen justo detrás, haciendo gala de la especialización que defienden desde el Tandem, pues es difícil encontrar otro sitio con tal variedad de marcas de todo tipo de alcohol. Otro punto a su favor es su exquisita cristalería. Fijaos si vais, porque realmente es muy bonita, elegante y clásica, algo poco frecuente y que es muy de agradecer. Lógicamente, sus barmans no se quedan a la zaga y despliegan todo su arte de mixtura en la elaboración de unos cócteles precisos cuya sutil finura los hace destacar entre toda la oferta de Barcelona.

Pero si hay algo que hace que el Tandem se diferencie de sus competidores, y son muchos, pues se encuentra en una zona repleta de cocktail-bars de nivel –con vecinos como el Harry’s, el Cooler y el Dry Martini- es su amplio horario. Abre cada día de la semana, initerrompudamente de lunes a jueves y con descanso a primera hora de la tarde el fin de semana. Eso se debe a que buena parte de su clientela habitual son gente de la zona que, en medio o después de la jornada laboral, acuden para recuperar la alegría perdida sabiendo que no se equivocarán. Un salvavidas en nuestro día a día que recupera el savoir faire de la vieja escuela para el público del siglo XXI. Uno de mis predilectos.
En DolceCity Barcelona: Tandem